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martes, 30 de agosto de 2011

REFLEXIÓN SOBRE EL P.E.M. COMO POLÍTICA PUBLICA


¿CÓMO PUEDE SER EL P.E.M[1] UNA POLÍTICA PÚBLICA?

Jaime A. Saldarriaga Vélez

Agosto de 2011

Hablar de políticas públicas es hoy un lugar común tanto en espacios de gobierno como de la sociedad para pedir respuestas a problemas o necesidades concretas. Se ha vuelto corriente creer que para resolver una demanda o interés hay que hacer una política pública específica, lo que ha generado una multiplicación de estas. Y ha hecho carrera la idea que la política se resuelve en última instancia en políticas públicas. Y los Planes Educativos Municipales (P.E.M) no han estado exentos de ello.

En estas líneas me propongo mostrar, en qué sentido pensar el PEM como política pública puede posibilitar hacer de la educación en los municipios, un asunto público, es decir, un asunto de todos y para todos. Para ello es necesario hacer visibles distintas perspectivas teórico-prácticas desde donde se construyen y desarrollan las políticas públicas:

  • Perspectiva Tecno-funcional. Concebida como un proceso eminentemente técnico, como ejercicio de elección racional, que de manera unidireccional (del planeador al ejecutor, y de este a la población), diagnostica una realidad, formula la alternativa y coordina su ejecución y evalúa según sus propios indicadores. Es la dictadura del experto (tecnocracia). Esta es la mirada que las oficinas de planeación, los muchos financiadores internacionales han impuesto.

Vale rescatar de esta perspectiva el orden y la sistematicidad con que se procura planear y ejecutar lo decidido, como un rasgo necesario a adoptar en otros enfoques de la planeación

  • Una segunda perspectiva, de tipo comunitarista, pone el énfasis en el fortalecimiento o ‘empoderamiento’ de actores sociales (grupos de interés, organizaciones de base o comunitarias, gremios, etc.). La fuerza está en la visibilidad y movilización que estos actores puedan generar y en los aprendizajes que puedan obtener en su capacidad de demandar y de negociar. Esta mirada que aporta un toque democrático valioso en tanto reconoce que una política pública solo lo es en cuanto se involucre a la ciudadanía mediante diversas formas democráticas de participación. No obstante, la tradición de prácticas políticas clientelistas, y corruptas, han hecho grave mella en participación comunitaria haciendo que se pierda credibilidad en estos procesos. Su mayor riesgo es el ‘populismo’, esto es, decidir lo que resulta ‘popular’ y favorable a la imagen del gobernante o decisor.

  • Una tercera perspectiva (crítico – emancipatoria) va más allá de la respuesta a demandas puntuales y busca la transformación de realidades estructurales. Esto implica tanto el fortalecimiento de actores sociales, como el desarrollo de capacidad de incidir en asuntos estructurales. La relación entre gobernantes y gobernados tiene que estar acompañado por mecanismos deliberativos y reglas que permitan que los acuerdos y avances se materialicen en mecanismos de transformación de los sistemas sociales (neoinstitucionalismo). Esto implica que la sociedad construya y fortalezca sus propias instituciones. Sus logros apuntan más al mediano y largo plazo que a respuestas inmediatas que no afecten ordenes estructurales. En particular es necesario destacar aquellas corrientes que conciben las políticas públicas como estrategias para realización de los derechos humanos (Roth, 2006).

En este panorama resulta de utilidad definir las políticas públicas como:

“el conjunto de decisiones cuyo objeto es la distribución de bienes o recursos. En este proceso se encuentran en juego bienes o recursos que pueden afectar o privilegiar a determinados individuos o grupos” (Kauffer, 2).

Vistos así PLAN EDUCATIVOS MUNICIPALES son instrumentos de política pública, concebidos, construidos y evaluados de manera participativa que apuntan a la garantía del derecho a la educación de toda la comunidad municipal. Esto implica:

  • Diagnosticar y ponderar las necesidades educativas desde los indicadores del derecho a la educación, propuestos por Katarina Tomasevsky, para toda la comunidad local (no solo de la población en edad escolar.

  • Construir acuerdos con las autoridades gubernamentales para establecer un proceso deliberativo con escenarios diversos, con actores representativos de grupo e intereses sociales.

  • Generar un proceso de comunicación pública que posibilite la generación de opinión pública y voluntad política de los gobernantes y decisores -acción comunicativa- (Toro).

  • Articular el PEM con planes decenales educativos (nacional, departamental) y con planes de gobierno municipal.

  • Constituir mesas de trabajo con grupos de intereses y temáticas diversas que retroalimente e impulsan (desescolarización, deserción, educación rural, educación de adultos, educación y cultura, impactos de violencias, entre otras temáticas).

Hacer del PEM una política pública es un reto necesario para que el derecho a la educación sea una realidad para nuestras comunidades.




[1] Plan Educativo Municipal.

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